La calefacción con gas natural sale entre tres y cuatro veces más barata que la calefacción eléctrica, por lo que ya estás ahorrando. Aunque, durante los meses de invierno, y en especial este invierno que entra, donde los precios de los suministros han subido de forma general, puede que tu factura del gas se vea incrementada. Para ello, en este artículo vamos a darte algunos consejos sobre cómo ahorrar en la factura del gas y que tu hogar sea más eficiente energéticamente.
¿Cómo ahorrar en la factura del gas?
El gas no se usa únicamente para la calefacción de un hogar. Hay muchas viviendas que tienen cocina de gas y otras que lo utilizan para el agua caliente. Por lo tanto, para comenzar a ahorrar en tu factura del gas tienes que saber bien en qué actividades son las que haces empleo de esa energía y empezar a hacer un uso eficiente en cada una de ellas.
Hacer pequeños cambios en tus hábitos que ayuden en tu consumo, no solo hará que abarates tus facturas mensuales, sino también estarás siendo más sostenible y contribuyendo al planeta.
- Un buen consejo para ahorrar en tu recibo del gas es ir reduciendo la temperatura de casa de manera regular, bajando un grado cada semana, para que te vayas habituando de forma paulatina hasta llegar a una temperatura de 20º. Además, recuerda reducir a 13º la temperatura del termostato cuando no estés en casa y en torno a los 15 o 16º cuando vayas a dormir.
Ten en cuenta también, que al elegir tu distribuidor del gas, fíjate en los precios que ofrecen los diferentes comercializadores, tanto el precio fijo como el variable. A continuación, no te pierdas los mejores consejos para ahorrar en tu factura de gas natural y el mantenimiento de tu calefacción.
12 consejos para ahorrar gas natural en el hogar
El control de la temperatura, las posibles fugas o los cambios en los pequeños hábitos de consumo más insignificantes pueden hacer que consigas un ahorro significativo en tu factura del gas. Coge papel y lápiz y toma nota:
- No subas demasiado la temperatura. Se trata de estar a gusto en casa con un jersey o con una manta, no pasar calor. Ten en cuenta que por cada grado que subes la calefacción, consumes un 7% más.
- Buen aislamiento térmico. Revisa que tus puertas y ventanas sean lo suficientemente aislantes y no tengas fugas. Sella con silicona cualquier hueco o grieta.
- Piensa en invertir en un termostato inteligente. Estos permiten programar los horarios en los que quieres que tu calefacción suba o baje. En la actualidad, muchos de ellos se pueden configurar desde el móvil.
- A la hora de dormir puedes usar un buen nórdico o edredón y así bajar bastante la calefacción.
- Si sales de casa no apagues la calefacción del todo, a no ser que vayas a estar varios días fuera, simplemente baja la temperatura. De este modo, la calefacción solo funcionará cuando la casa se haya enfriado en exceso.
- Intenta que en las inmediaciones del radiador no haya muebles ni objetos que puedan bloquear la irradiación de calor.
- No seques la ropa sobre el radiador, bloqueas el calor y puedes quemar la ropa.
- Utiliza las válvulas termostáticas para regular los radiadores de manera independiente, de forma que no en todas las estancias se consuma igual.
- Seguro que hay habitaciones que no empleas habitualmente, cierra esos radiadores y así el calor se concentrará en las zonas de casa que más usas.
- Si utilizas el gas para el agua caliente, pon los grifos siempre en la posición del agua fría para que al abrir el grifo no se encienda el termostato y consumas gas.
- Intenta acortar el tiempo que tardas en ducharte, si tu agua caliente depende del gas. Así no solo ahorrarás en tus facturas de gas, también ahorrarás agua. Y obviamente, evita los baños largos.
- Vístete de manera adecuada. Parece algo muy obvio, pero vestirse de forma calentita hará que puedas bajar algo la calefacción y así ahorrar. No podemos ir en manga corta en casa si pretendemos ahorrar gas.
Reutiliza el calor que generas para ahorrar gas
Esto es algo que muy pocas veces tenemos en cuenta y que puede variar de manera significante el calor de tu hogar, sobre todo si vives en un piso pequeño. Hay muchas actividades de nuestro día a día que generan calor y no dependen del uso de la calefacción: cocinar, secarse el pelo, encender el horno, etc.
Cuando termines de realizar alguna de estas acciones, abre las puertas de las habitaciones para que el calor generado, por ejemplo, cuando nos duchamos, se traslade al resto de habitaciones. De este modo, estamos reutilizando una energía que ya se ha generado y que podemos aprovechar para subir la temperatura de nuestro hogar.
Otra fuente de calor gratuita es el sol, aprovecha las horas de sol para calentar tu vivienda. Sube las persianas y corre las cortinas cuando el sol apunte hacia tu casa. Pero no olvides cerrarlas al caer la noche.
Mantenimiento de la calefacción para ahorrar gas
Otra manera de ahorrar gas en el hogar es hacer un buen mantenimiento de tu calefacción para evitar averías que puedan ocasionar un aumento de factura sin que te des cuenta. Apunta todos estos consejos:
- Purga los radiadores. Esto consiste en sacar las bolsas de aire que se introducen en el circuito hidráulico de la calefacción. Al final, el aire ocupa espacio y eso hace que el radiador no se pueda llenar en su totalidad de agua calidad, con lo que se pierde efectividad. Para purgar los radiadores, abre la válvula de purgado con un destornillador y deja salir todo el aire. Cuando comience a salir agua cerramos la válvula y listo.
- Vigila que tus radiadores no pierdan agua. Una vez que has purgado el radiador, comprueba que no pierde agua. ¿Cómo? Pasa un trozo de papel por las juntas que conectan el radiador con el tubo de circuito. Si el papel sale mojado, significa que pierde agua y tendrás que llamar a un profesional para que renueve el aislante de las uniones. También puede salir agua por el tapón del radiador, que puede que esté defectuoso u oxidado. En ese caso, cámbialo por uno nuevo.
- Controla la presión de la caldera. Si tienes fugas de agua, esto hará que baje la presión de la caldera y que, por tanto, tenga que consumir más energía para lograr la temperatura que le hemos indicado. Por ello, es muy importante la detección de fugas y revisar la presión de la caldera de forma asidua. Para saber si la presión de la caldera es la adecuada, asegúrate de que la flecha del indicador de presión está dentro de las franjas verdes.
Ten en cuenta que la caldera debe revisarse cada 2 años.