¿De qué depende el reparto de una herencia?
En España, el sistema legal que regula las herencias se basa, principalmente, en el Código Civil. La manera en la que se hace el reparto de una herencia va a depender de si existe o no testamento de por medio.
El testamento es aquel documento en el que una persona establece cómo quiere que sus bienes, derechos y obligaciones queden repartidos tras su defunción. Para saber con certeza si una persona fallecida dispone de testamento, se puede acudir al Registro General de Actos de Última Voluntad.
Eso sí, aunque un testamento es la forma legal de repartir la herencia según las prioridades del testador, esta tiene límites. Dichos límites vienen pautados en el capítulo II de nuestro Código Civil, el cual determina cómo dividir nuestros bienes.
Por su parte, en una herencia en la que no hay testamento, será el Estado quien se encargue de adjudicar y decretar cómo se reparten los bienes y el dinero dejado por el fallecido.
División de la herencia
En primer lugar es esencial conocer de cuántas partes se compone la misma y quiénes son los herederos forzosos, a los que se les reserva, por ley, una parte de la masa hereditaria.
En el Derecho Civil español, queda determinado que los herederos forzosos son, por orden:
- Hijos y descendientes, respecto de sus padres y ascendientes.
- Padres y ascendientes, respecto de sus hijos y descendientes.
- Viuda o viudo, o pareja de hecho del fallecido en ciertos derechos forales.
Dicho esto, cabe aclarar que la división de una herencia se establece en tres partes:
- El tercio de legítima.
- El tercio de mejora.
- El tercio de libre disposición.
Sin embargo, también habría que tener en cuenta las diferentes excepciones que aparecen dentro de los derechos de cada comunidad autónoma.
A continuación, analicemos cada una de estas partes de la herencia.
Partes de una herencia en España
Lo esencial para comprender el reparto de los bienes de una persona fallecida en España, hay que conocer las tres partes de las que se compone la misma.
La legítima
Esta porción de la herencia, correspondiente a un tercio de la misma, se tiene que repartir entre los herederos legítimos a partes iguales. Estos son los hijos, o bien, los descendientes de los mismos si los hijos han fallecido. En caso de que el cónyuge sobreviva, tendrá los bienes en usufructo.
A pesar de estar establecido por ley, un padre podría desheredar a uno de sus hijos y dejarle sin este tercio que le corresponde. No obstante, para ello se tienen que dar algunos de los motivos legales para hacerlo. De no existir, el hijo podría reclamar su herencia legítima.
La mejora
El tercio de mejora, como su propio nombre indica, sirve para mejorar la legítima. Es decir, mejorar lo que recibirá de la herencia alguno de los herederos legítimos.
Por ejemplo, se puede emplear para transferir más bienes a un hijo que a otro, de manera legal. Eso sí, se podrá beneficiar a unos hijos frente a otros, pero no se puede atribuir esta parte a personas que no sean descendientes.
En caso de que no hubiese testamento o que este no dijese nada al respecto de este tercio, se sumará a la legítima y se repartirá a partes iguales entre hijos y descendientes. (También recibirá esta parte el cónyuge en usufructo).
El tercio de libre disposición
Además, de los dos tercios mencionados, la ley establece que es posible destinar hasta un tercio de una herencia a quien se desee. Puede ser o no familiar y/o heredero legítimo.
Sin embargo, quien no sea familiar del fallecido al recibir esa parte de la herencia, tendrá que pagar más impuestos por la misma que si fuese familiar.
Como sucede con el tercio de mejora, si no hubiese testamento o en el mismo no se especificase a quién se cederá el tercio de libre disposición, este pasará a los herederos de la legítima.
El beneficiario de un seguro de vida podrá ser la persona que tú decidas, ya que estas pólizas no forman parte de la herencia.