¿Qué es un depósito bancario?
Un depósito bancario es un producto de ahorro que ofrecen las entidades bancarias. Este implica que el banco bloquee la cantidad de dinero, que tú elijas y durante un periodo de tiempo determinado, a cambio de rentabilizar ese dinero.
Para recuperar la cuantía introducida en el depósito bancario hay que esperar a que finalice el plazo que firmaste con el banco para que este paralizase tu dinero. Dicho tiempo se le conoce como plazo del depósito. Además, la frecuencia con la que cobrarás los intereses generados va a depender de las condiciones acordadas.
Lo más habitual es que la entidad realice una transferencia a la cuenta asociada al depósito cuando acabe el plazo establecido. Pero también puede hacer las transferencias de manera periódica (mensual, trimestral, por semestre o anual).
Tipos de depósitos bancarios
Aunque existan muchos productos financieros que en su nombre incluyan la palabra “depósito”, la realidad es que hay 5 tipos de depósitos bancarios avalados por el Fondo de Garantía de Depósitos. Estos son:
Depósito bancario a plazo fijo
El depósito a plazo fijo aporta unos ingresos que varían dependiendo del periodo de tiempo en que el dinero se mantenga depositado. Su remuneración fija queda establecida cuando se contrata, por lo que este tipo de producto es el preferido de los ahorradores más conservadores.
Una cuestión fundamental a tener muy presente es que el capital depositado al inicio del acuerdo debe ser retirado cuando venza el plazo establecido. Si no se hiciese esto, el depósito podría renovarse de manera automática por otro periodo igual al que se firmó, quedando el dinero congelado durante ese plazo.
El capital en este depósito bancario está garantizado totalmente, tanto por la entidad bancaria, la cual se compromete a devolverlo cuando venza el contrato, así como el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), el cual se encargaría de responder si el banco entrase en quiebra.
Es importante que cualquier persona que contrate este producto se informe bien y tenga muy presente su política de cancelación. La razón es que, muchas veces, la retirada de dinero fuera del plazo acordado puede suponer una pérdida de la rentabilidad generada.
Depósitos a la vista
Los depósitos a la vista se caracterizan por su gran flexibilidad a la hora de poder retirar el dinero, ya sea parcial o total, sin ninguna penalización. Dentro de los depósitos a la vista se incluyen las cuentas de ahorro y las cuentas corrientes.
La rentabilidad de este producto financiero es bastante reducida, pero ofrece algunos beneficios, como la devolución de un pequeño porcentaje por los recibos domiciliados.
Depósitos a interés variable
Este tipo de depósito tiene la ventaja de que no se pierde el dinero depositado, pero tampoco se conoce si se obtiene algún tipo de rendimiento en caso de recuperar el dinero depositado en él.
Depósitos en divisas
Como su nombre indica, este tipo de depósito bancario opera con una divisa diferente al euro. Esto implica que su rentabilidad vaya en función del índice de referencia de la divisa escogida, por lo que está condicionada a las oscilaciones que sufran los tipos de interés de las divisas.
Depósitos bancarios estructurados
En el depósito estructurado o referenciado la rentabilidad va ligada a uno o a varios activos subyacentes. Por esa razón es impredecible y no se puede saber cuántos intereses cobrará el cliente, ya que su rendimiento está asociado a la evolución de un índice o referencia variable, sea bursátil o no.
Tras la entrada en vigor de la normativa MiFID II, este tipo de depósitos es considerado como un producto complejo.
Ventajas de los depósitos bancarios
Conociendo las ventajas que pueden ofrecer los depósitos bancarios va a ser más fácil determinar, en cada caso, si estos son una buena forma para ahorrar o no.
Los puntos fuertes de estos productos son:
Productos bancarios fáciles de comprender
Se podría decir que los depósitos son uno de los productos de ahorro más sencillos de entender y transparentes.
Su funcionamiento es muy simple (por lo menos en los de plazo fijo) y no es necesario tener conocimientos financieros para contratarlos.
Contratación simple
A diferencia de otro tipo de productos ofrecidos por las entidades financieras, la contratación de un depósito bancario no requiere de un gran papeleo ni de la realización de tests de idoneidad.
Además, este es el producto de ahorro más extendido. Todas las entidades financieras lo ofrecen, por ello, es la opción más cómoda para invertir tus ahorros.
Rentabilidad disponible de antemano
En la mayoría de depósitos vas a poder saber el beneficio que podrás obtener antes de la inversión.
Eso sí, es importante tener en cuenta lo que se va a recibir entre nominal y real, que es cuando se restan los impuestos a los beneficios conseguidos.
Flexibilidad en los plazos a elegir
El rango temporal con el que trabajan los depósitos bancarios es muy amplio.
Aunque los plazos más habituales son entre 9 meses y 24 meses, un cliente puede contratar el depósito a tres meses, pero también a 5 años.