¿Hasta qué edad te dan una hipoteca?
Por mucho que los bancos quieran concretar un perfil idóneo para la concesión de las hipotecas, la realidad es que son demasiadas las personas que buscan este tipo de préstamos y con características muy diversas.
Como ya se ha mencionado, las entidades financieras establecen ciertos requisitos para conceder hipotecas y entre ellos está la edad. Entonces, ¿cuál es la edad máxima para pedir la hipoteca?
Cada banco puede establecer la misma dentro de su política de riesgo, por lo que puede variar de uno a otro. No obstante, lo normal es que el máximo se fije en 75 años. Pero ojo, hay que entender bien a qué se refieren con ese máximo, pues puede dar lugar a confusión.
Que las entidades bancarias establezcan los 75 años como edad máxima para solicitar una hipoteca no significa que una persona que haya cumplido esa edad pueda ir al banco y pedirla. Lo que significa es que se concede una hipoteca a determinada persona, pero serán 75 años los que tenga el solicitante, como máximo, en el momento de su vencimiento.
Es decir, lo que realmente establece el banco es la edad máxima a la que una persona debe haber devuelto su préstamo hipotecario.
Aclarado este asunto, es normal que entonces surja otra duda: ¿cuál es la edad máxima ideal para pedir una hipoteca?
¿A qué edad es mejor pedir una hipoteca?
Dado que son varios los factores a cumplir a la hora de que te concedan un préstamo hipotecario, cada persona puede pensar que la edad ideal para solicitarlo es el momento en el que está capacitada para cumplir todos esos requisitos.
Sin embargo, puede ser que para el banco no sea así. Por ello, veamos, por rangos de edad, cuál es el mejor momento para pedir una hipoteca según los bancos.
Entre 25 y 35 años
Normalmente, para las entidades financieras, los clientes que tienen entre 25 y 35 años no son sus solicitantes “favoritos”, ya que representan cierto riesgo. Esto viene dado por diferentes razones:
A esa edad todavía muchas personas no están consolidadas mercado laboral. Pueden no tener un trabajo estable o sí tenerlo, pero con poca antigüedad. Estos motivos pueden hacer que en algún momento tengan dificultades para pagar su hipoteca.
Aunque se puede pedir una hipoteca sin ahorros, en la mayoría de los casos es fundamental contar con ahorros suficientes, los cuales pueden rondar el 30% del precio de la vivienda (un 20% para la entrada, un 10% para los gastos adicionales del inicio). De ahí que los bancos solo suelen financiar el 80% del precio del inmueble.
Con esta edad, al haber iniciado hace relativamente poco la carrera profesional, suele ser difícil contar con ese dinero. Aun así, existe posibilidad de pedir una hipoteca 100 o acceder a los avales ICO del gobierno.
A pesar de estos puntos negativos, también es cierto que los bancos pueden valorar estos perfiles de forma positiva, ya que permiten un plazo de amortización más elevado**, que podría llegar a los 40 años.
Entre los 35 y los 45 años
Sin duda, este es el perfil ideal de solicitantes para los bancos. Así que digamos que si queremos responder a cuál es la edad máxima para pedir una hipoteca, se puede decir que lo mejor es hacerlo entre los 35 y los 45 años.
Según las entidades financieras, con esta edad, la mayoría de los usuarios ya reúnen mejor los requisitos para la concesión del crédito hipotecario:
A partir de los 35 años, es más común que los clientes ya cuenten con un buen colchón ahorrado para abonar los costes iniciales de la adquisición de una vivienda.
Con esta edad la estabilidad laboral y económica ya está más presente, lo que posibilita hacer frente a las cuotas mensuales sin problemas.
Aún son jóvenes para que el plazo de la devolución sea largo, con cuotas más bajas.
Más de 45 años
A partir de esta edad, las dificultades para pedir una hipoteca suelen ser mayores.
Como decíamos antes respondiendo hasta qué edad te dan una hipoteca, de forma general las entidades bancarias establecen el límite de tener 75 años como máximo en el momento de finalizar el pago del préstamo.
Eso supone que el periodo de amortización será mucho menor, con cuotas más altas y, por tanto, menos posibilidades de concesión.